Tras el triunfo en el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, la oposición, reunida en la Concertación de Partidos Políticos, propuso a las Fuerzas Armadas, a la Junta de Gobierno y a diferentes fuerzas políticas, establecer un diálogo para lograr consensos y asumir el deber patriótico de avanzar en forma pacífica hacia la democracia. Considerando que para ello era ineludible introducir reformas a la Constitución de 1980, promovió una serie de reuniones y encuentros con especialistas de distintos sectores e ideologías, logrando avanzar, especialmente con sectores de Renovación Nacional, en las propuestas de modificación constitucional.

En marzo de 1989, dejando en claro que para él “todo cambio era irresponsable por ser impulsado por mayorías transitorias u ocasionales”, el General Pinochet se abrió a la posibilidad de introducir ciertas modificaciones a la Constitución de 1980.

A comienzos de abril la Comisión técnica, integrada por dirigentes de Renovación Nacional y de la Concertación, entregó al país una primera propuesta de reformas constitucionales. A fines de mes, por intermedio del Ministro del Interior, Carlos Cáceres, el General Pinochet dio a conocer el proyecto de reformas del Gobierno, mismo que a los pocos días fue rechazado por la oposición, señalando diversas razones para ello, entre las que se destacaba el procedimiento propuesto para introducir reformas que exigían la aprobación de dos Congresos sucesivos, “lo que hace imposible cualquier cambio importante hacia la democracia antes de 1995.”

El diálogo se suspendió durante un breve tiempo, retomándose a mediados de mayo. Las negociaciones fueron lideradas por Aylwin, en representación de la Concertación de Partidos por la Democracia, y por el Ministro Cáceres, quien seguía las instrucciones del General Pinochet.

El 30 de mayo los miembros de las Comisiones técnicas de la Concertación, Renovación Nacional y el Gobierno, se reunieron para afinar el contenido del posible proyecto. Y los Partidos de la Concertación, luego de varias y extensas reuniones ese día y el siguiente, acordaron dar ‘luz verde al proyecto de reforma constitucional’ que el Ejecutivo presentaría a la Junta de Gobierno.

La noche del 31 de mayo, Augusto Pinochet presentó al país el “Proyecto de perfeccionamiento de la Constitución Política de la República”. Al día siguiente los partidos de la Concertación precisaron que, con el ánimo de facilitar la posibilidad de una transición ordenada y consensual hacia un régimen democrático, habían decidido expresar su aquiescencia para que el Gobierno llevase adelante este proyecto, aunque en varios aspectos no le satisfacía, comprometiéndose a “continuar luchando para lograr, en el Parlamento futuro, los acuerdos que nos permitan alcanzar la mayoría necesaria para introducir nuevas reformas a la Constitución en todas aquellas materias que nos parecen indispensables para dotar a Chile de una institucionalidad plenamente democrática.”

El 15 de junio, mediante decreto 939 del Ministerio del Interior, se convocó a un Plebiscito para aprobar o rechazar las reformas el día 30 de julio. En este participaron 7.082.084 ciudadanos y la reforma constitucional fue aprobada por el 85.7% de los votantes.

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